miércoles, 23 de octubre de 2013

El fútbol es una cosa, la realidad es otra.

El hecho es que, mientras almorzaba, vi una propaganda que decía “Avanzamos, Lo Logramos” y aparecía una bandera de Colombia y una multitud celebrando con las camisetas de la selección puestas. Antes de ver a la multitud de aficionados al fútbol, pensé: “Con esta propaganda cualquiera se cree que el país está bien”, pero luego de verlos entendí que era un comercial alusivo a la clasificación de Colombia al mundial de 2014. Me causó risa mi pensamiento apresurado, pero después pensé que ese tipo efectos que las propagandas tienen sobre una persona, pueden ser utilizados para fines no muy puros.

Todos hemos experimentado cómo los comerciales y la propaganda en general nos puede llevar a pensar o realizar cosas, a veces hasta inconscientemente. Eso no tiene mayor discusión, pero quien sepa algo, por ejemplo, del régimen nazi que se propagó por Europa en los años 30 y 40, sabrá DE VERDAD la importancia que la propaganda tiene sobre las mentes de las personas, y cómo puede ser usada por los poderes políticos para obtener apoyo ciudadano y cumplir con todos sus fines, por viles que puedan estos ser. No cabe duda que el poderío militar del nazismo lo llevó a tomar control de países diferentes a Alemania, pero fue su maquinaria propagandística lo que lo llevó a tales niveles de aceptación por parte de la comunidad e hicieron de Hitler el personaje que es.

Por supuesto, el contexto de aquellos tiempos en Europa no puede compararse con la actualidad de nuestro país, pero lo mencioné para que veamos que la propaganda es mucho más que la risa que genera Open English o la pena ajena que da al ver a Jorge Hané y su Reduce Fat Fast. La propaganda (como cualquier otro contenido de los medios de comunicación) tiene un propósito definido y por eso debe tomarse críticamente.

Es cierto que estamos en vísperas del mundial y que a la selección Colombia le ha ido muy bien. Yo mismo, que no sé de fútbol y no lo juego ni en Play, estoy emocionado y me veo los partidos de eliminatoria con mucha emoción, claramente porque mi generación no ha visto a Colombia en un mundial y sólo tenemos las anécdotas de los adultos cuando recuerdan las viejas glorias del Pibe y su combo. En fin, un ambiente tan expectante como el de estos momentos es apenas obvio y es magnífico poder compartirlo con todas las personas sin distinción alguna. Lo no tan magnífico es que el sentimiento de unos sea utilizado por otros (directa o indirectamente) para distraer su atención.

No es que sea algo intencionado, pero recordemos que el mundial no es lo único que se viene el próximo año. También hay elecciones presidenciales, y la verdad es que el ambiente está un poco intrincado con la baja favorabilidad de Santos y la férrea oposición tanto por parte de la izquierda como por parte de la derecha. Está además un proceso de paz que tiene ilusionados a unos y escépticos a otros; muchos de estos últimos a su vez pregonando que tal proceso se está usando como campaña de reelección, y que muy probablemente no habrá culminado para el día en que los ciudadanos deban acudir a las urnas a votar.

Lo que acabo de mencionar es lo de primera plana, pero hay muchos más asuntos sucediendo ahora mismo. Entre más informada esté la ciudadanía, más sólido será el criterio que se formará con respecto a la política tanto nacional como local, lo que en últimas será reflejado en las elecciones del próximo año. Hay cuestiones que, en un abrir y cerrar de ojos, hacen que la credibilidad y la transparencia de los gobiernos quede por el suelo, y mucho de eso no se muestra con la frecuencia debida ni con la importancia que merece, y menos de la forma correcta, ¿y cuál es la forma correcta de informar? La que lo logre clara y concisamente, con datos fehacientes y libres de sucias mañas, esas que tanto abundan en cualquier asunto de interés público.

Todo eso tiene que ver con la propaganda, además de los noticieros, porque ella puede lograr que nuestra atención se centre en una cosa solamente y se olvide de la gran cantidad de cuestiones que están sucediendo paralelamente, pero de las que no nos enteramos o no entendemos la magnitud que en realidad tienen, todo porque hay un comercial que nos dice “Avanzamos, Lo Logramos”.