domingo, 12 de enero de 2014

Visión artística del mundo capitalista

Cuántas canciones alegres y cuántas canciones tristes podemos escuchar en las emisoras de radio, cuántos artistas nacionales e internacionales podemos tener en nuestro reproductor de música, cuántas expresiones de las más extravagantes corrientes podemos descubrir si de verdad nos interesamos en la movida y, claro está, tenemos acceso a internet.

La génesis de la creación de una obra de arte es el sentimiento y el deseo de expresarlo; más allá de si es bueno o malo, noble o bajo, trascendental o frívolo; toda obra nace de la necesidad de expresar un sentimiento o pensamiento previamente concebido en lo más profundo de quien la compone. La literatura, la música, la pintura, el cine y las demás formas de expresión artística abarcan todo lo humano y lo que su capacidad sensible traiga, desde sentimientos de amor comunes en todos nosotros hasta pensamientos del más complejo raigambre filosófico encapsulados en pretenciosas manifestaciones escritas.

¿Cómo se estimulan en el artista esos pensamientos que son la materia prima de su obra? No es para nadie un secreto que los más célebres nombres del mundo del arte han sido individuos con una sensibilidad mayor de la común, pero esa bella cualidad no sería nada sin las circunstancias o eventos que los rodean. Picasso nunca hubiera pintado su “Guernica” si no hubiera sucedido la Guerra Civil Española, Baudelaire nunca hubiera escrito “Las flores del mal” sin el apogeo de ese estilo de vida burgués lleno de moralismos que él odiaba, y así, tantos otros ejemplos pueden haber de cómo el desarrollo social influye directamente en las directrices artísticas.

Es cierto que no todo el arte tiene un compromiso social, pero también es un hecho que no habría tanta variedad de estilos sin unas circunstancias y momentos históricos que los estimulen y les den dirección. Puede encontrar uno cosas bastante aristocráticas y complejas, pero también otras muy populares y sencillas. ¿Por qué Borges escribe tantas cuestiones abstractas y enreda al lector en indescifrables laberintos metafísicos? Porque Borges fue un argentino que tuvo la fortuna de educarse en Suiza, lejos del malestar político de su tierra natal. Ciertamente, no se puede decir lo mismo de Neruda, que militó en el Partido Comunista de Chile y murió en el golpe de estado encabezado por Pinochet.

La pregunta que quiero plantear es: ¿Será eso posible en un mundo unificado, un mundo donde no se le dé libertad al individuo para que, así sea vagamente, pueda decidir qué pensar, qué decir y qué hacer? En la sociedad capitalista, más allá de los males que obviamente tiene, es donde más cerca se puede estar de todo tipo de libertades y, para lo que concierne a esta reflexión, de la libertad de expresión. Con el sueño comunista de la inexistencia del Estado y de la propiedad privada junto a las mismas condiciones de vida para todos, ¿será que se puede esperar una abundante variedad de pensamiento y de expresión? Es claro que no, la historia misma lo evidencia, todos los estados de esta tendencia degeneran en oscuras tiranías que cortan de raíz todo lo que sea diferente, todo lo que se manifieste en su contra.

Eso suena verdaderamente triste. El mundo capitalista occidental tiene muchos puntos negros, pero es sin duda el más inspirador de todos porque incita a ambicionar algo, a querer hacer cosas magníficas, cosas que en otro tipo de organización social es un escándalo siquiera imaginar. Actualmente, los que quieren alardear de su riqueza hacen canciones con líricas y videos musicales en los que muestran que ellos tienen más que nosotros; pero a su vez, los que están hartos de la desigualdad y la injusticia hacen sonar su voz de todas las formas posibles, siendo el arte una de las más sublimes. En un mundo donde no haya nada que desear y donde querer ser el más sabio, el más bello o el más poderoso esté prohibido, el arte genuino está condenado a desaparecer.


Hay que dar gracias por la pluralidad de expresiones y no permitir que jamás nos recorten el derecho a expresarnos libremente, puesto que todos esos libros, todos esos discos y todas esas películas que tanto amamos fueron producidos la mayoría en ese ambiente de plena libertad para manifestar lo que se desea. Sólo en un mundo donde se respeten estas cuestiones, así sea de forma ineficiente o hipócrita (no importa), se podrá mantener ese sentido estético que tiene la vida.