Cuántas
canciones alegres y cuántas canciones tristes podemos escuchar en las emisoras
de radio, cuántos artistas nacionales e internacionales podemos tener en
nuestro reproductor de música, cuántas expresiones de las más extravagantes
corrientes podemos descubrir si de verdad nos interesamos en la movida y, claro
está, tenemos acceso a internet.
La
génesis de la creación de una obra de arte es el sentimiento y el deseo de
expresarlo; más allá de si es bueno o malo, noble o bajo, trascendental o frívolo;
toda obra nace de la necesidad de expresar un sentimiento o pensamiento previamente
concebido en lo más profundo de quien la compone. La literatura, la música, la
pintura, el cine y las demás formas de expresión artística abarcan todo lo
humano y lo que su capacidad sensible traiga, desde sentimientos de amor
comunes en todos nosotros hasta pensamientos del más complejo raigambre
filosófico encapsulados en pretenciosas manifestaciones escritas.
¿Cómo
se estimulan en el artista esos pensamientos que son la materia prima de su
obra? No es para nadie un secreto que los más célebres nombres del mundo del
arte han sido individuos con una sensibilidad mayor de la común, pero esa bella
cualidad no sería nada sin las circunstancias o eventos que los rodean. Picasso
nunca hubiera pintado su “Guernica” si no hubiera sucedido la Guerra Civil
Española, Baudelaire nunca hubiera escrito “Las flores del mal” sin el apogeo
de ese estilo de vida burgués lleno de moralismos que él odiaba, y así, tantos
otros ejemplos pueden haber de cómo el desarrollo social influye directamente
en las directrices artísticas.
Es
cierto que no todo el arte tiene un compromiso social, pero también es un hecho
que no habría tanta variedad de estilos sin unas circunstancias y momentos
históricos que los estimulen y les den dirección. Puede encontrar uno cosas
bastante aristocráticas y complejas, pero también otras muy populares y
sencillas. ¿Por qué Borges escribe tantas cuestiones abstractas y enreda al lector
en indescifrables laberintos metafísicos? Porque Borges fue un argentino que
tuvo la fortuna de educarse en Suiza, lejos del malestar político de su tierra
natal. Ciertamente, no se puede decir lo mismo de Neruda, que militó en el
Partido Comunista de Chile y murió en el golpe de estado encabezado por
Pinochet.
La
pregunta que quiero plantear es: ¿Será eso posible en un mundo unificado, un
mundo donde no se le dé libertad al individuo para que, así sea vagamente,
pueda decidir qué pensar, qué decir y qué hacer? En la sociedad capitalista,
más allá de los males que obviamente tiene, es donde más cerca se puede estar
de todo tipo de libertades y, para lo que concierne a esta reflexión, de la
libertad de expresión. Con el sueño comunista de la inexistencia del Estado y
de la propiedad privada junto a las mismas condiciones de vida para todos, ¿será
que se puede esperar una abundante variedad de pensamiento y de expresión? Es
claro que no, la historia misma lo evidencia, todos los estados de esta
tendencia degeneran en oscuras tiranías que cortan de raíz todo lo que sea
diferente, todo lo que se manifieste en su contra.
Eso
suena verdaderamente triste. El mundo capitalista occidental tiene muchos puntos
negros, pero es sin duda el más inspirador de todos porque incita a ambicionar
algo, a querer hacer cosas magníficas, cosas que en otro tipo de organización
social es un escándalo siquiera imaginar. Actualmente, los que quieren alardear
de su riqueza hacen canciones con líricas y videos musicales en los que
muestran que ellos tienen más que nosotros; pero a su vez, los que están hartos
de la desigualdad y la injusticia hacen sonar su voz de todas las formas
posibles, siendo el arte una de las más sublimes. En un mundo donde no haya
nada que desear y donde querer ser el más sabio, el más bello o el más poderoso
esté prohibido, el arte genuino está condenado a desaparecer.
Hay
que dar gracias por la pluralidad de expresiones y no permitir que jamás nos
recorten el derecho a expresarnos libremente, puesto que todos esos libros,
todos esos discos y todas esas películas que tanto amamos fueron producidos la
mayoría en ese ambiente de plena libertad para manifestar lo que se desea. Sólo
en un mundo donde se respeten estas cuestiones, así sea de forma ineficiente o
hipócrita (no importa), se podrá mantener ese sentido estético que tiene la
vida.
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