martes, 15 de julio de 2014

¿Ser o no ser diferente?

Hay que empezar por aclarar que uno no decide ser diferente, simplemente lo es; independientemente de los aspectos en los cuales seamos diferentes a los demás, lo cierto es que esa diferencia (si es genuina) no se inventa ni se aparenta, simplemente existe y sale a flote. ¿A qué viene esto? Todo empezó hace poco cuando leí un mensaje que decía “Está bien ser diferente” y aunque en mi opinión esto es cierto, debo decir que para la generalidad de las personas no lo es.

Siento que la pregunta que da título a esta reflexión es de vital importancia, puesto que la respuesta correcta es solamente la que cada persona tenga, teniendo en cuenta que la sociedad es bastante ambigua al respecto. Por un lado, cada día lo diferente es más tolerado, ello gracias al pensamiento progresista que impulsa la tolerancia y el pluralismo; pero por el otro, la moderna sociedad de consumo nos impone todo el tiempo estereotipos de éxito, felicidad y belleza, que terminan convirtiendo a la mayoría en una manada de seres alienados sin pensamiento crítico.

Las corrientes siempre han existido y existirán hasta el final de los días, no me opongo a esto y ni siquiera me preocupa; a lo que siempre me he opuesto es al trato que lo diferente recibe por parte de lo convencional. Lo cierto es que a uno no lo enseñan a tolerar ni a ver como interesante aquello que es diferente, sino a repudiarlo y a verlo como raro. Si la persona se pregunta el porqué de las cosas, es rara; si lee, es rara; si escucha música alternativa, es rara; si no ve la mierda que pasan por televisión las 24 horas, es rara; y así podríamos seguir con otras conductas que hacen acreedor de rechazo a quien las practica.

Así las cosas, tenemos que ser diferente (Para la mayoría: raro) no está tan bien como anunciaba el mensaje que comenté al principio, al menos no para quien quiere hacer parte de la sociedad sin ser rechazado por esta. Hay dos opciones: adaptarse o aislarse, muchos escogen la segunda y son aquellas personas que se rodean sólo con quienes tienen afinidad, pero al que prefiera la primera opción le espera un camino menos cómodo, tendrá que ceder y transar ante lo establecido por la corriente, porque si algo es indudable en este asunto es que la corriente no va a desviar su cauce por el hecho de que a una persona no le agrada. Esta seguirá, con o sin ella.


Sería bueno que se nos enseñara a respetar y a interesarnos por lo no convencional, lo heterodoxo, lo diferente. Bien podemos darnos cuenta que muchas de las grandes personalidades de todos los tiempos no fueron parte del montón y por eso mismo brillaron. Sin embargo, es cierto también que no hay nada más cómodo que encajar en el montón sin esfuerzo alguno, más aún cuando implícita e inconscientemente se nos dice todo el tiempo lo siguiente: “Únete a la corriente, no pienses, haz lo que se te ordena, sé normal como el resto”. Tal como dije, depende de cada quien.

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